Antonio Kure
Por una bravuconada, una necedad sin destino, por insistir en daños a grupos de personas sin mayor provecho nacional, más bien obteniendo un perjuicio, se precipito la insubordinación del 30 de septiembre.
Las personas no estúpidas, pero engañadas, subestiman siempre el potencial nocivo de los necios.
Dicho de otro modo: Siempre existirá alguien capaz de elegir entre los trece millones de ecuatorianos, justamente al emperador del trinque, al auto designado comendador y gran maestre de la repetición de errores pasados; para, a su diestra, pontificar sobre la humana miseria mientras la causan.
Exactamente 19 días del nefasto día, se emite: REGISTRO OFICIAL, EDICIÓN 303, martes 19 de Octubre de 2010, FUNCIÓN EJECUTIVA, ACUERDO: No. 00187, que hubiera solucionado todos los reclamos de las Fuerzas Armadas y Policiales.
El Gobierno ha vuelto a restituir las medallas y compensaciones económicas.
En el referido Acuerdo Ministerial se señala que si bien la Ley Orgánica de Servicio Público, deroga las leyes, reglamentos, normas, resoluciones, acuerdos o cualquier tipo de disposición que reconozca bonificaciones, comisiones o estímulos económicos
se faculta la entrega de condecoraciones y medallas en el sector público
.
El Acuerdo en referencia determina el Sistema de Compensación a los militares, pero en su artículo 4 dice, textual: El Ministerio de Relaciones Laborales, emitirá un acuerdo ministerial que regule a la Policía Nacional, similar al presente acuerdo considerando las particularidades de la Policía Nacional.
Este decreto, acuerdo o como lo quieran llamar, no dispone: ¡Resuciten a los muertos; restablézcanse los daños causados; las leyes quebrantadas; los perjudicados por ladrones y vándalos!
Claro que no. Todo eso se pudo haber logrado el día anterior que estuvieron reunidos.
Cierto es que no hubiéramos tenido el día de angustia, atemorizados de que podría estar en peligro la democracia. No tendríamos las fotos de Súper Macho Man sacándose la corbata y rasgándose la camisa mientras pedía que lo maten y juraba que jamás retrocedería.
A mí no me llamó la atención ese desafío, lo he visto cientos de veces en el Puerto cuando mi padre entregaba banano, en peleas callejeras o poses de los que en verdad desean agárrenlo que me pega.
Señor Presidente en su largo monólogo del sábado recién pasado, según me enteré después, usted vejó al profesional y oficial de alto rango de la Policía, médico jefe del hospital que usted buscó, al que denominó majadero y dispuso sentencioso que lo boten etc.
¿No prevaricaba usted? ¿No fue porque en la entrevista neutral de CNN, que buscaba dilucidar el caso, dio una versión similar a la de muchos de los que estuvieron en el tercer piso, que no obstante era reñida con su relato de los hechos? Me hace pensar, puesto que no lo habían nombrado a este majadero antes.
Soy un ecuatoriano entre millones que deseamos que termine su mandato por medios democráticos limpios. Que en las urnas decida la ciudadanía.
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